Comunidad funcionaria realizó positiva evaluación a labor en pandemia

Dos semanas después que se conociera el primer caso de covid 19 en Chile el pasado 3 de marzo, la Universidad de Concepción instruyó reducir al máximo las actividades presenciales de académicos y funcionarios. Una decisión tomada en concordancia con las medidas anunciadas por el Ministerio de Salud, que daba así prioridad al trabajo a distancia.

El desafío, que para todas las universidades del país ha significado la adaptación de las actividades académicas y de investigación, ha obligado a reorganizar las labores entre sus equipos.  “Es una fórmula para conciliar el cuidado de las personas y el trabajo, que requiere también de un esfuerzo para lograr organizar los horarios, ambiente y actividades domésticas”, explicó en esa oportunidad el subdirector de Personal UdeC, Eduardo Cabezas.

Durante estos ocho meses los funcionarios del Centro Eula y de la Facultad de Ciencias Ambientales, poco a poco fueron cambiando rutinas y adaptando espacios para dar continuidad a sus labores. Es así como directivos, académicos, informáticos, auxiliares, técnicos, conductores, secretarias y personal de laboratorio, vieron cómo poco a poco la pandemia afectó su jornada laboral. Algunos debieron seguir asistiendo, mientras que otros se mantienen con teletrabajo. Esto último, ya que por disposición sanitaria quienes padecen algún cuadro crónico de salud, deben evitar la actividad presencial.

TAREA TRANSVERSAL

¿Cómo ha sido este cambio para los funcionarios? ¿De qué manera se han mantenido las tareas de investigación y formación que habitualmente se desarrollan de manera presencial? En ambos casos no sólo influyó la capacidad logística para reorganizarse, sino que también la voluntad y disposición de los funcionarios.

Para el decano de la Facultad de Ciencias Ambientales, Dr. Roberto Urrutia, el hecho de no haber experimentado antes una situación como esta, generó una reorganización de rutinas que fue construida de manera transversal, donde tuvo mucho que ver la capacidad de comunicación entre los equipos. Sin embargo, en el caso de la facultad también estaba la tarea de incorporar en este nuevo modelo de trabajo a los alumnos, que habitualmente provienen de distintas regiones del país. “Sabíamos que el desafío era grande, ya que no sólo se trataba de organizar a los académicos sino que también al alumnado, que tiene diferentes realidades para sumarse a las dinámicas en línea. Hubo bastante de generosidad también por parte de algunos profesores, que incluso fueron más allá de sus obligaciones para lograr que todos pudieran lograrlo”, detalló el decano, quien también destacó el segundo lugar que obtuvo la facultad en una encuesta de percepción que la UdeC realizó entre los estudiantes: “Se les consultó a todos los alumnos cómo habían calificado el desarrollo de las clases, y fuimos la segunda facultad mejor evaluada en toda la universidad”, destacó.

En el caso del Centro Eula, aunque las actividades de investigación o desarrollo de proyectos han podido avanzar en buena parte gracias al teletrabajo, quienes en cambio realizan tareas de laboratorio, han debido cumplir una función más presencial. Así lo  detalló el director del centro de investigación, Dr. Ricardo Barra: “Aunque la actividad experimental sí se ha visto afectada, nunca tuvimos que llegar a suspender totalmente los monitoreos o la labor en laboratorio. Durante estos meses ha habido mucho de compromiso, sobre todo por ejemplo de los profesionales que se desempeñan en los laboratorios, porque se han mantenido mayormente de manera presencial, y eso lo valoramos muchísimo”.

La jefa responsable del laboratorio, Johanna Beltrán, también lo valoró: “El mayor desafío ha sido poder mantener una dotación de personal operativo, ya que no poder contar de manera presencial con quienes padecen enfermedades de base, nos disminuyó de manera importante los equipos de profesionales. Sin embargo, ha habido mucha coordinación de parte de la Dirección del Centro Eula, y pudimos incorporar más personal de apoyo”. Beltrán contó además que la siguiente tarea fue readecuar las áreas de trabajo, ya que debido a las medidas sanitarias no todos podían estar en un mismo sector. También explicó, que junto a la implementación del uso de mascarillas y otros elementos de protección personal, hubo que regular las rutinas de operarios externos que regularmente llegan al laboratorio a dejar muestras o insumos. Para esas y otras tareas, se ha contado también con la orientación de un prevencionista de riesgos. “Se han demarcado bien los espacios, se controla la temperatura y también ha habido una inversión fuerte en elementos de seguridad para prevención. Eso nos ha ayudado a venir a trabajar un poco más tranquilos”, agregó la profesional.

Entre esas medidas de seguridad, también se considera la sanitización permanente de los espacios. En esa labor, el auxiliar José Cáceres explicó que “como algunos compañeros con problemas de salud se mantienen en el hogar, ahora quedamos cuatro auxiliares que nos vamos turnando semanalmente. Estamos regularmente realizando tareas de sanitización, y para hacerlo de manera correcta la universidad nos capacitó sobre la manipulación de productos como amonio cuaternario y alcohol, que son los que nosotros utilizamos”.

CAMBIOS EN EL HOGAR

Sin embargo no todo en el Eula es laboratorio, ya que el desarrollo de proyectos de investigación también se vio afectado a causa de la suspensión de actividades presenciales.

En ese sentido, el Dr. Octavio Rojas, quien además de sus labores académicas desarrolla líneas de investigación asociadas al análisis de riesgos socionaturales, sostuvo que el mayor desafío ha sido tener que ir postergando algunas actividades presenciales, que eventualmente pueden retrasar la obtención de resultados. “Ahí ha habido un reconocimiento de las agencias del Estado, como la Agencia Nacional de Investigación y Desarrollo, para poder generar nuevos plazos a algunos objetivos que se han visto retrasados. En el ámbito de la asistencia técnica, empezamos a trabajar con la virtualización de algunas actividades. Por ejemplo, antes íbamos mucho a reuniones con órganos públicos como seremías y municipios, y hoy nos hemos dado cuenta que muchas veces se podía hacer on line”, detalló el doctor en Ciencias Ambientales.

A nivel de asistencia técnica, el Dr. Rojas y su equipo están trabajando actualmente en un estudio de riesgos de tsunami para la Región de La Araucanía, una asesoría a los municipios costeros cuyo mandante es el Ministerio de Vivienda y Urbanismo. “Hemos ido avanzando bien, estamos prontos a retomar algunas actividades presenciales y planificando las de participación social, que están programadas para enero próximo. Así es que en ese sentido igual hemos podido sacarlo adelante”, explicó.

También para la investigadora y académica, Dra. Alejandra Stehr, ha sido un año complejo en ese plano. “Cuando todo esto inició nosotros estábamos partiendo un proyecto que tenemos con un fondo de la ANID, en conjunto con China, que considera muestreos en el río Biobío. Sin embargo, recién en agosto pudimos partir con los muestreos periódicos. Además tuvimos que incorporar más gente al proyecto, ya que muchas personas del equipo padecen cuadros crónicos y no pueden salir a terreno”, contó, agregando que sin embargo con el pasar de los meses han podido resolver los inconvenientes y hoy ya funcionan con regularidad, yendo cada 15 días a muestrear.

En relación a su labor como académica en la Facultad de Ciencias Ambientales, Stehr explicó que “al principio costó un poco acostumbrarse a las nuevas plataformas, pero tampoco fue algo tan complejo. Hubo que hacer varios cambios. Me traje a casa el computador de la oficina y adapté un sector en la sala de estar. Además tuve que invertir un poco en más tecnología y comprar una nueva tablet para apoyar las clases con imágenes. También un nuevo escritorio. Al poco andar empecé a sentir dolor de espalda e igualmente tuve que traerme la silla de la oficina, porque tiene mejores condiciones para estar sentada por varias horas”, explicó, añadiendo que en el día a día en casa, también ha debido reorganizarse en familia: “Mis dos hijos están en la universidad y también tienen clases on line, así es que nos hemos tenido que organizar para cumplir con las tareas de la casa entre todos, y hasta para abrir la puerta si tocan, porque alguno de nosotros puede estar conectado, y no puede pararse y dejar la clase”, contó.

Otra de las áreas afectadas fue la administrativa. Desde ahí, la secretaria del decano, Lorena Valencia, explicó también cómo ha debido reconvertir sus labores para seguir funcionando: “Tuve que habilitar un espacio en casa e instalar un escritorio. También me traje el computador de la oficina, y traspasé el teléfono para que derive las llamadas a mí celular. Con el decano nos comunicamos a diario y con el resto del equipo de secretarias de la facultad, tanto de departamentos como de pre y postgrado, hemos hecho reuniones a través de zoom y estamos súper coordinadas”.

Hasta el momento, la Universidad de Concepción mantiene las medidas sanitarias implementadas y el desarrollo de clases de manera virtual, a la espera de que las condiciones en pandemia cambien y el Ministerio de Salud anuncie las condiciones para volver a clases presenciales.

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El decano, Dr. Roberto Urrutia, valoró el trabajo transversal de la reorganización.

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Como director del Centro Eula, el Dr. Ricardo Barra destacó la continuidad de la labor de los laboratorios.

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Los equipos que salen a terreno también han debido implementar las medidas de autocuidado.

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